¿Por qué no cierras la puerta y dejas puesta la llave?
No sé si estamos cometiendo el peor de los errores,
pero supongo que ya no hay manera de remediarlo.
Sólo me estoy comportando como nunca lo he hecho.
Es verano y están entrando llamaradas de la calle,
la ropa ha empezado a sobrar, son palabras mayores,
aunque digamos que no, seguimos siendo humanos
y desde la cama la puerta se ve demasiado lejos.
Es curioso lo vulnerables y lo fuertes que podemos ser
no importa si no tienes trabajo o si estoy agobiada,
sólo te quedas ahí de pie, semi desnudo, mirándome
y el muro de Berlín que he construído no se derrumba,
en tú posición ¿Qué es lo que se supone que puedes ver?
Me he quedado un poco expuesta y silenciada,
apreciando cada gesto felino que estás dedicandome.
Supongo que estamos cavando nuestra propia tumba.
Hemos estado demasiado entretenidos todo el tiempo,
te arrastras hacia mí como una sombra en la habitación,
todos los acordes se han quedado mudos, funerarios
y ahora no quiero que te desvanezcas en un segundo.
Hemos esperado demasiado a que llegara este momento,
he empantanado de bromuro los poros de mi corazón,
pero te has pasado todo el verano haciendo lo necesario
y lo has sacado del coma, lo has sacado de lo profundo.
Ahora quiero que me lleves al infierno y resurgir
de las cenizas más extrañas de este universo.
Te odio cuando actúas como un maniquí y mientes,
cuando me muestras así tu verdadera naturaleza,
porque llevas meses y no me has dejado de perseguir,
he visto cómo miras, cómo te has quedado perplejo
y he sabido que soy yo quien te da lo que quieres
y quien te está haciendo perder de algún modo la cabeza.
Estamos cavando nuestra tumba ¿Valdrá la pena?
Parece que no nos está preocupando demasiado,
parece que ahora ya no existen las consecuencias,
simplemente una explosión de gritos reprimidos,
una oda a todos esos cantos llamativos de sirena
¿Por qué se supone que hemos tardado tanto?
Unas horas más tarde lo sabremos a ciencia cierta
y un poco más tarde todo cobrará un nuevo sentido.