Sí, he acabado con ella de nuevo,
no sé cómo lo hago, pero nunca desaparece.
Me mira y sonríe como diciendo "volveré".
Suelo seguir con mi vida y luego
viene y lo que he conseguido se desvanece,
resucitando a todos los fanstasmas del ayer.
Sigue teniendo la misma fuerza
para destrozarse y para lograr destrozarme.
Si tiene un minuto lo hará durante un mes
y es peligroso tenerla tan cerca.
No quiero que vuelva a conseguir engañarme.
La primera vez que la encontré ella tenía
unos diecisiete años más o menos,
la dejé con un hombre mucho mayor,
que con el tiempo le dijo que la quería.
En realiad la trataba como un objeto
y huyó cuando vino la siguiente estación.
Se acercó a mí y llenó mi hombro de lágrimas
y cuando creyó que estaba recompuesta,
se marchó con alguien que pensaba la haría feliz,
pero con los años la relación se tornó vacua
y el destino le reclamaba una respuesta,
entonces rompió otro corazón y me lo volvió a decir.
Puso una sonrisa postiza en el rojo de sus labios,
se columpió y bailó con cualquier máscara,
dando tantas vueltas que no podía sentir nada,
fingiendo que el mosaico de su corazón estaba intacto,
que no existía martillo que la destrozara,
que nadie más volvería a exprimir sus pestañas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario