viernes, 28 de agosto de 2009

La mujer de azul

He perseguido por toda la ciudad
a una señora regordeta y peliroja.
Llevaba un vestido caro de tela azul
y unos tacones negros algo pequeños.
Iba caminando a toda velocidad
y yo me convertí en su sombra.
Ni se volvió, ni dijo "¿Quién eres tú?",
estúpida forma de perder el tiempo.

Empecé a imaginar cómo sería su vida
¿Estaría casada? ¿Tendría algún hijo?
¿Huiría de alguien o algo? ¿Era forastera?
Quise robarle el bolso y echar a correr.
Callejeaba y yo detrás sigilosa sonreía.
Y si yo tuviera mis dedos en un gatillo
¿Sería capaz de robarle hasta las muelas?
Si tuviera éxito lo repetiría otra vez.

En mi vida cotidiana nunca pensé que haría esto,
pero le seguí, hasta que volvió la maldita cabeza
¡Ah, sí, me has descubierto y también a mi pistola!
Tus andares patizambos no abogan por tu vida
y no puedes huir a tu ritmo estúpido de cerdo.
Nadie te oye y yo tengo muchas ganas de violencia,
tropiezas tórpemente y caes rodando como una bola.
Bienvenida a mi momento psicópata del día.

Bang-Bang.