sábado, 27 de septiembre de 2008

Pedazos

¿Veis a esa, la del cabello largo?
¿la que se encuentra tirada en el suelo?
os puedo decir que no ha sido un accidente,
Y sí, he sido yo quien la ha matado.

¡No, no la retiréis! No tengáis prisa,
su alma habita en mí,
como surgiendo de las cenizas.
Por fin puedo mantener la mirada fija
al espejo que me juzga y culpabiliza.

Pierdes todo tu poder; yo gano autoestima.
Pierdes tu función; yo logro hallar belleza.
Pedazos rotos de espejo; mis huesos no son tiza.

Yendo

¿Has podido alguna vez existir
En el mismo centro del infierno,
Con un tormentoso río de fuego
Que avanza directamente hacia ti?
Nadie puede decirme qué se espera de mí.

Hay un lugar onírico y lejano
Y en él una bonita razón.
Parece que el cielo allí es claro,
Pienso que ir sería lo mejor.

No sé mirar mi cuerpo
Sin tener que mirarlos a ellos:
Brillantes ojos rojos
Que aparecen en días negros.

Pequeños estigmas y tatuajes
Llegados en un momento de pausa,
Me juzgan medio dolientes,
Ya que aparecieron por una causa.

Mal

¿Hay algo más seguro que el vientre materno?
Pequeño bunker de agua que protegerás a un futuro señor.
Lástima que tu tiempo ahí dentro no sea eterno,
Lástima que tu destino sea el del amo supremo del horror.

Tu cuerpo todavía amorfo se une por un cable al mundo,
“No quiero tenerlo” dice una voz asustada en off.
Aún no posees boca, eres pequeño y totalmente mudo,
Pero algún cuando pronuncies órdenes provocarás pavor.

¿Fue culpa de tu mente trastornada?
¿Fue culpa de Dios?
Deberían haber impedido tu llegada,
Pero el miedo a pecar decidió por los dos.

En un bunker comenzaste y como viniste todo terminó,
Deberían haberte impedido en vez de expulsarte,
Pero el odio siempre ha sido más fuerte que el amor
Y contigo, pequeño demonio rosado, llegaría el terror…

Despedida

Has sucumbido a la depresión,
hace mucho tiempo que no vives
y nunca antes te sentiste libre,
todo esto era bastante triste.

Has sucumbido a la depresión,
me has dejado sin salidas,
con tantas excusas invertidas
no puedo creer que lo hayas hecho.

Te lo dije millones de veces, ¿Verdad?
Respondiste: "Todo está mal"
Recuerda: lo hice por ti.
Lo intenté millones de veces, ¿Verdad?
Insistías: "No quiero hablar"
Herida, pero seguí.

Sólo olvido lo difícil que era...

No sucumbir a la depresión.
Traté de agradarte,
el colapso vino de repente,
mientras mirábamos a lo lejos.

Has sucumbido a la depresión
¿Hasta cuándo no serás libre?
No hay nada que te alivie
menos la atrasada conquista.

A través del tiempo ¿Verdad?
Traté de hacerte razonar,
recuerda: yo no soy tú.
Hablé, me jodí y lloré ¿Verdad?

Y sólo podías sangrar,
de muchas formas te perdí.
Te hablé de nosotros ¿Verdad?
No hubo respuesta sin más,
me duele que no estés aquí.

Te lo expliqué millones de veces, en realidad,
No puedo hablar, reir o soñar,
olvidaba que tu sonrisa fue siempre de verdad.
Y no puedo olvidar lo que te perdiste...

Skadi

Sí, no es invierno, pero hace frío.
La fuente me devuelve la mirada
y el rostro mostrado no es el mío.
Se están alargando las mañanas.

¿Quién eres? Te asemejas a un ángel.
Sobran esas inútiles palabras,
eres la locura que viene a matarme.
Aquí tienes mi almohada:
Ya puedes empezar a asfixiarme.

Manos pegajosas; Regalo de bodas,
el olor fétido que sube por tu cama.
Insomnio, cansancio para el sueño,
dos mil palabras en un solo momento.

No estaba preparada, nadie lo estaba.
¡Ellas son coquetas y tan hermosas!
Un camino, mil carteles: encrucijada.
Te frotas los ojos. Tu mirada tediosa…
Todos se cansan, sí, todos se cansan.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Sesenta y tres

Cuando dicen que vas a ser mi marido
Yo sólo pienso en huir.
Dicen que somos tan perfectos,
Pero yo no lo veo así.

Hablas de tener un perrito blanco,
Un porche y un coche que conducir,
Yo ni siquiera puedo cogerte de la mano,
¿De verdad piensas que querré vivir así?

No quiero que ése velo se convierta en una mortaja
O pensar que seguimos viviendo en el sesenta y tres,
No quiero niños, limpieza, paseos y una hipoteca.
Si ansías mi felicidad cuando dices que me amas
Deberías comprobar que no quiero eso ¿No crees?

Tienes un par de chicas que te adoran, quizás mil,
Deberías estar con ellas o al menos intentarlo,
No sé cómo me amas, sólo te quise cuando te conocí,
Pero, pasado el tiempo, lo que siento se ha esfumado.

Todos los enamorados luchan juntos,
Pero creo que tú no entiendes nada,
Prefiero poner entre nosotros un muro.
Perdóname si digo las cosas tan claras.

Alguien dijo que esa era mi voluntad
Estar atada a un destino indeseado,
Que ya no me puedo echar atrás,
Que las alianzas se han forjado.

No quiero que ése velo se convierta en una mortaja
O pensar que seguimos viviendo en el sesenta y tres,
No quiero niños, limpieza, paseos y una hipoteca.
Si ansías mi felicidad cuando dices que me amas
Deberías comprobar que no quiero eso ¿No crees?

Me gustaría ver mucho mundo,
Disfrutar de una juventud relajada,
Pero eso no durará mucho,
Si me obligan a estar casada.

No, creo que no te necesito,
(Creemos que ella no te necesita)
En mi corazón no hay más sitio
(Excepto para ella misma).
No voy a poder quererte mucho más,
Tengo ya hecha mi maleta
Y en ése avión se encuentra mi libertad.

No quiero que ése velo se convierta en una mortaja
O pensar que seguimos viviendo en el sesenta y tres,
No quiero niños, limpieza, paseos y una hipoteca.
Si ansías mi felicidad cuando dices que me amas
Deberías comprobar que no quiero eso ¿No crees?

viernes, 19 de septiembre de 2008

Veneno

Espero por algo que me eche una mano,
la codicia y las supersticiones no son en vano,
la desintegración llega siempre al rato
en el que veo que hay un espíritu y ningún sentimiento.

¿Te asusta que todo vaya rápido y rápido?
Mejor quédate en la sombra si escondes algo.
Choques de coches, bocas cosidas: espectacular.
Hay sentimientos que todos deberíamos ocultar.

Os conocí y me conocísteis, todo divertido,
Me observáis, os observo: no somos amigos.
¿Quién se jode y quien juega con el otro?
Todo buen sentimiento común se hunde en el lodo.

No me canso de llamaros leprosos,
los placeres os hacen despedazaros,
dadme un minuto libre ¿Bien?
Quiero quedarme a ver cómo desaparecéis.

Y aún así veís ojos asustados
a través del tiempo y personas en el asfalto
os importa bien poco, os habéis salvado,
espero que os esfuméis como ellos se han esfumado.

Como un animal enjaulado

Mirad hacia atrás, ahí hay un interesante plan:
Un animal indefenso encerrado en una jaula,
Rompen sus huesos para ganarse el pan,
No les importa que se encuentre totalmente mal,
Él es sólo un animal, sólo un jodido animal.

Y cuando toma algo para la recuperación
Alguien en quien confía llega rápido e indoloro
Y le dice: “Lo haces para llamar la atención”,
Le gustaría explicarle las horas de desesperación,
Volcando la cabeza y la depresión en el inodoro,
Pero sabe que nunca entenderá cualquier explicación.

Bien, ninguna patada te ha hecho tanto daño como ésta,
Te preguntas si es consciente de lo mucho que te molesta,
Pero dijo que eras un niño pequeño con luces de neon,
Cuando en realidad eres el claro ejemplo de la putrefacción.

Se ha parado la sanidad, se ha parado toda vuestra fiesta,
Tu boca saborea el veneno en tu copa, te ha llamado masoquista,
Notas que finaliza la agonía sentimental de tu corazón,
No tienes ganas de sonreírle, ni de volver a aceptar el amor,
Eres un animal de zoológico, dicen, fuera de cualquier control.
Y cuando toma algo para la recuperación
Alguien en quien confía llega rápido e indoloro

Y le dice: “Lo haces para llamar la atención”,
Le gustaría explicarle las horas de desesperación,
Volcando la cabeza y la depresión en el inodoro,
Pero sabe que nunca entenderá cualquier explicación.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Ella

¿Quién es esa que te mira fijamente?
Tiene un extraño rictus facial,
Entre la sonrisa y la demencia;
¡Ordénale que baje los ojos inmediatamente!
Sus cuencas te afectan como una era glacial.
Deberías marcharte antes de que esté más cerca.

La conociste una vez, pero no recuerdas
Esa piel de tacto áspero y tono cetrino,
tampoco esa doble expresión en su cara,
como si cambiara de humor mediante chispazos.
Poco a poco, místicamente, se te acerca,
su voz es un enjambre de abejas establecido en tu tímpano,
¡Ése zumbido constante de gritos! ¿Por qué no para?
Camina hacia ti como una vez caminó Lázaro.

Tiene un aura oscura que le rodea,
como si al morir su espíritu se hubiera quedado atascado.
Tiene un lóbrego eco en su diálogo,
como si lo que una vez fue la secundara.
¡La habéis resucitado demasiado pronto!
Crees que hay bondad en su apariencia,
Su faz templada es similar a la de ése ser que una vez fue amado
Su venganza va directa hacia vosotros,
sus intenciones son totalmente claras.

Reza a algún dios y clama por clemencia divina,
quizás alguien te oiga, pero ella está sorda.
Su tambaleo seguro y sus ojeras marcadas,
su boca aún carente de futuros gusanos
te aterran casi hasta llegar a la asfixia,
no puedes escapar de ninguna forma.
Notas en tu cuello sus uñas putrefactas.
Ella te condena, te abraza y hará que
también tu cuerpo sea resucitado de antemano.

Antídoto

No, hoy ya no me sirves,
no eres ni cura, remedio, ni protección,
hoy soy totalmente inmune
a los efectos de la guerra sin explicación.

No me acoges entre tus brazos,
mi ira se alimenta sin ayuda alguna
con el aleteo de mis pedazos
deformados en una causa injusta.

Las garras se salen de su sitio,
no hay cura, sólo hay alivio,
inyectado ante en acero divino,
mezclado con un fuego fatuo.

El agua tapa los lamentos desbordados,
de una boca que teme ser oída y juzgada.
Algo entremezclado con el jabón echado,
una excusa pobre y poco trabajada.

Hoy no me vales, estás fuera de servicio.
No me importa tu efecto anestésico.
Al atardecer un día completamente distinto.
Me quedo con mis rasgos arsénicos.

Herencia

Cuando la lluvia se mece en tu colchón,
sabes que llega la hora de la huida y del adiós.
De nuevo, otro viejo y desgastado adiós.
Y si te cansas, dímelo,
y si cambio algo, dímelo
Sabes que voy a peor….

Tenía miedo, estabas inquieto,
tú no, tú no, tú no podías cambiar esto.
Fui una sombra en todo momento,
quiero gobernar hasta que todo esté sangriento.

Tenía temblores, se oían tambores,
me duele, me duele, me duele horrores.
Mi invención fue como un abuso a menores,
necesito algo que evite todos esos dolores.

Déjalo, ayúdame.
Si cambio, insisto, dímelo.
Y entonces el ayer
es tan distinto. Mi futuro
está en ése tren.
Te sientes sólo,
pero eres un hombro
para alguien que tiene fe.

Cuando la lluvia se mece en mi colchón,
sabes que con un tiro puedo remediarlo todo.
Yo en cambio, no soy la feliz que se conoció.

Déjalo, ayúdame.
Si cambio, insisto, dímelo.
Y entonces llega el ayer
es tan distinto. Mi futuro
está en ése tren.
Te sientes sólo,
pero eres un hombro
para alguien que tiene fe.

Había algo en esos ojos,
había algo en esos ojos,
había algo en esos ojos,
había algo en esos ojos,
había algo en esos ojos,
había algo en esos ojos,
había algo en esos ojos,
había algo en esos ojos.


Déjalo, ayúdame.
Si cambio, insisto, dímelo.
Y entonces el ayer
es tan distinto. Mi futuro
está en ése tren.
Te sientes sólo,
pero eres un hombro
para alguien que tiene fe.

Siento que me rompo a cada minuto que pasa,
tendría que haber dejado fuera la parte afilada,
arrepintiéndome de mi propia guerra tribal,
crónica, horrible, deslenguada y desgarrada,
contra mi yo situado en el centro de la diana.

¿Puedes llorar esta noche? Yo no.
Estoy intentándolo, pero no es mi credo,
te aseguro que lo intento y me esfuerzo,
pero estoy sirviendo a mis miedos,
quiero significar algo para el resto del mundo,
sin tener que contar con ésta mano temblorosa,
quiero agradar a todos y cada uno al unísono,
sin lloros, sin bajar la cabeza, sin sorpresas.

¿No es tan difícil, verdad? Dice una voz
en mi cabeza, que me taladra sin parar.
Quiero ser mesiánica, mi propio dios,
pero para eso tendré que mirarme a los ojos,
reflexionar y aceptarme sin tener que arañar
la corteza señalada convertida en despojos.

Había algo en esos ojos,
había algo en esos ojos,
había algo en esos ojos,
había algo en esos ojos,
había algo en esos ojos,
había algo en esos ojos,
había algo en esos ojos,
había algo en esos ojos.

martes, 9 de septiembre de 2008

Relojero

Naciste en un pequeño pueblo
en donde mis escasos recuerdos
se vuelven de color sepia.
De los varones eras el pequeño,
siempre predilecto y cuidado
por una muralla de hermanas.

A los dieciséis las cosas se pusieron feas,
tu padre fue traicionado por los que protegió;
con esparto en los pies tuviste que irte a la guerra,
y por tu ingenio y chispa ni una bala te alcanzó.
Al terminar toda la batalla caminaste de vuelta,
pasaste un tiempo en un campo de concentración;
como erais muy niños os dejaron marchar.
Sólo querías volver a casa para reparar el dolor.

Mandaste postales desde Alemania
a alguien de la generación anterior;
Son para una niña que te adora.
Estuviste trabajando en Francia,
dejando atrás una mala situación.
Ella te espera, alguien que no soy yo.

Volviste a tu país sin hablar otro idioma,
aún hoy las cartas le llegan a tu viuda,
recontando tu pensión por horas trabajadas
de otro lugar fuera, otra vida con otra cara.

Tenías tu taller, con una gran mesa de madera,
era inmensa ¿O era yo demasiado pequeña?
Olía a aceite, grasa y allá donde miraras había piezas;
Recuerdo el tatuaje en tu brazo, qué extraño era;
Recuerdo tu voz ¿O es mi mente que la inventa?
No, ella es demasiado real y humana para no ser cierta.

Hubo muchos días caminando en la playa.
El sitio que hoy para mí no es más que una balsa
escondió miles de misterios envueltos en sonidos.
La sombra protectora, el olor a mar y fruta,
están grabados en mí con excesiva dulzura.
Estábamos todos, uno a uno, éramos muchos niños,
pero yo era diferente, la pequeña de tu pequeña,
diminuta y delgada; en el hielo había algo que no me gustaba,
pero me observaste durante horas con mucho cariño,
supiste que necesitaba algo suave que no me dañara,
algo que fuera como un juego y no un sacrificio.

Sinceramente, pienso en ti muy a menudo,
sólo he podido hablar de esto con una persona
y cada vez que lo hago me sobreviene un nudo
que enrojece mis ojos y presiona mi garganta.


Siempre me he preguntado cómo fue para ti vivir en ése mundo
de sonidos, sin luz, sin destellos, rodeado de tinieblas.
Tu dulzura hizo presencia y tus expresiones habitan en mí.
No puedo seguir cuando lo horrible empaña todo lo bello en oscuro,
no soporto cuando la lente y las anillas se resquebrajan
¿Podré arreglarlo? Dímelo ¿Podré arreglarlo sin ti?