miércoles, 29 de octubre de 2008

Destrucción interna masiva

¿Podría mentirte? Dime ¿Podría hablarte en serio?
Hay días que dejaría descolgado mi propio teléfono
para escuchar el placentero ruido mientras comunica,
sonando como el pitido de los aparatos de hospital,
eso objetos que marcan si aún estás del lado de la vida.
Mi teléfono, mis latidos y mi cabeza podrían colgarse,
todos de la misma rama o de un aparato cortante.

La tiza en el patio de recreo sobre el suelo marrón;
Hay algo muy atractivo en esa permanente quietud,
como una amenaza de bomba, suelo pensar yo.
Y esa figura oscura, ése perchero es un tema tabú.
Espero acurrudaca, acurrucada en éste mohoso ríncón
no se ve casi nada, sólo las píldoras y un rayo de luz.

Paredes punzantes, cemento punzante como un carámbano,
¿Frío? No, fría estoy yo, yo soy el centro de éste clima
¿Ego? No, ésa es la escasez que me sobra. Pañuelo y formol.
Encuentro tan lejano el principio, suelo repleto de espinas.

El primer paso es tan único. Siempre puedes equivocarte.
Puedes sonreír y fingir que después serás una niña buena,
pero pensando adentro cuando lo volverás intentar otra vez.
Algo brilla dentro de todo esto, algo afilado en la guantera.
Tubos de pástico, hilos de marioneta, en el suelo donde yaces.

Fuego

Te marchas, como una intensa migraña,
sabía que debía dejarte ir de todos modos.
Sabía también que éste momento vendría,
torbellino que revuelves hoy mis entrañas,
un fuego encendido sólo y sólo por nosotros,
tan cerca de él alguna vez nos quemaría.

Y yo miro hacia el cielo,
buscando algo de tranqulidad,
absolutamente nada está quieto.
No hay paz ni divinidad.

Tratada como una máquina de fábrica,
a mi alrededor protestan quienes me usan,
pidiendo cosas que no llegarán a nada:
la parte de mi integridad que se usurpa.

Alguien quiere estar sobre mi piel,
pero procuro mudarla como la serpientes.
No, no te gustaría estar en mi ayer,
con todos esos gestos y palabras hirientes.

Ellos simplemente se van,
como el día con la noche.
Hay algo en mi forma de hablar,
algo en mis maneras de pobre.

Puedes mirarme con tus esferas de oráculo
y guardar toda la información en tu guarida.
Algo me estrangula, como unos tentáculos,
me pregunto a veces si hay alguna salida.

Y yo miro hacia el cielo,
buscando algo de tranqulidad.

Mis sentidos estás ciegos
rodeados de terrible vacuidad.

jueves, 23 de octubre de 2008

Cuatro Piedras

Me gustaría explicarte qué me está ocurriendo,
pero ni yo misma lo sé.
Intento distinguir algo más en mi cabeza,
pero sólo logro hallar miedo.
Se ríen una y otra vez,
para mí no hay cosa más molesta que esa.

Me duele la vida como si tratasen de arrancarla;
aguanto durante horas muy inmóvil,
nunca ha podido salir de mí llanto o queja.
¿Quiénes sois para hacer del sufrimiento mofa?

Hoy y siempre me siento como una extraña,
nunca tuve el Don de Lenguas y no sé su idioma;
Mis palabras son las de una forastera
y lo que me impide hablar ahora ya no importa.

Bailarina

Fui una bailarina, lo recuerdo cuando algo me duele.
Era elástica como la goma, muy ligera e inocente.
Hacía ejercicios con los pies descalzos, podía caminar en el aire,
Subida en un brillante tiovivo, interpretando yo sola algún baile.

Había una melodía en mi cabeza, como sacada de Polonia;
Mis tobillos se vencían demasiado a menudo,
era una muñeca prácticamente rota, toda enfundada en rosa
¡Qué gran desconocido era entonces el mundo!

Las señoritas esbeltas estiraban sus piernas entre llantos,
“No las miréis, es todo mentira” nos mintió la instructora,
¡Pero sus lloros se oían como música al pie del viejo teatro!
No eran actrices, eran sólo niñas. Yo lo sabía de sobra.

Me gustaban las piruetas sin sentido,
creer que sería alguien en el futuro;
Hubo un simulacro horrible de gritos,
me dolía todo. Esto no daría frutos.

Se baja el telón: La función se había terminado.
No era elástica, era una muñeca de trapo,
rellena de legumbres de las que saldrían gusanos.
Era perder o perder: el mismo resultado.
Hoy soy una bailarina libre y continúo bailando.

jueves, 16 de octubre de 2008

Pegajoso

El invierno se disuelve poco a poco entre mis dedos,
la magia se escapa y dudo que alguna vez la hubiera.
Ella me mira y se ríe...Desea que estemos todos muertos;
Se pasa la uña entorno a la tráquea, bonitas sus maneras.

Martillo que tallas a cada una de mis imperfectas vértebras,
aún no entiendo porqué continúo y resisto por todo esto.
La firma en un club, en una actitud totalmente estúpida,
ellos con sus sueños son diferentes, mejores al resto.
Y tú, con tu perfecta bota, con tus zarpas de negra pantera,
me aplastas pintando con mis putrefactas entrañas el suelo.

Y ¿Qué puedo decirte sobre el lugar del que provengo?
La fatalidad supura en cada herida malamente curada,
como una gangrena actúa la incultura y el aburrimiento,
naciendo con almas puras para que sean desvirgadas.

Y ella sigue ahí, meciéndose, teniendo entre brazos a su bebé desmembrado.
No hay nadie a quien pueda echar la culpa, ningún número en estos dados.
¿Recuerdas cuando era tan preciosa que podía cegaros con su brillo innato?
Pero hay algo que no encaja bien, hay gusanos y no golosinas en el saco.

Nadie conoce a nadie

La cámara fotográfica te plasma sin que lo sepas,
no hay ninguna sonrisa, sólo una mirada al vacío.
Quieres arrojarte, chillar y despedirte, de veras,
Pero no hay nada en éste estado comatoso seguro.

Nadie conoce a nadie y todos somos despreciados.
Puedes intentar usar todos los cañones que quieras,
quedarte ahí parado, pálido y siseando algo raro,
pero desde arriba alguien ciego ha soltado a las fieras.
Te falta el oxígeno junto a esos adornos de felicidad,
tu perro negro no va a venir a salvarte esta vez.
Hay algo especial en la forma extraña en que te cierras
un chispazo repentino, un silencio cubierto de Zen.

El grifo sigue goteando como tu nariz en blanco,
no puedes cambiar nada estando tumbado en tu cama,
¡El goteo de la tortura china sobre tu cerebro!
Hoy nadie conoce a nadie, nadie te puede decir ya nada.
Oh, pero las sonrisas pueden volverte tan débil,
que quizas esta mañana no les quieras ni mirar,
tu piel brillante con un tono de sudor semi-febril,
piel de cebra, pelaje bello de cebra en su totalidad.

Nos arriesgamos y titubeamos desde el principio,
no hay ningún brazo que recoja nuestra espalda.
Y nadie conoce a nadie, mantra por mil, me repito.
Nadie conoce a nadie, nadie conocerá ya nada.

miércoles, 15 de octubre de 2008

8 Ojos

Sé que voy a explotar,
sé que aparecerás en cualquier momento;
sé que puedo estallar,
la ansiedad es libertad dentro de todo esto.

Miro el reloj y no sé si está atrasado,
como cada uno de mis inútiles movimientos,
como cada uno de todos mis aliados.
Estoy tranquila y es entonces cuando miento.

Estoy pegada a esta enorme y pegajosa telaraña,
yo sola me he encerrado en éste sitio.
No puedo moverme, en verdad, no puedo hacer nada,
oh, sólo esperar a mi arácnido amigo.
Intenté eliminarte como a una molesta migraña,
ahora me pregunto si te habrás ido.
Tal vez lo sepa hoy, tal vez no pase de mañana.