domingo, 24 de marzo de 2013

Estos son los restos de mi carne,
estos son los restos de lo que solía ser,
han sido echados a los perros,
han sido devorados con hambre
y este es el horrible modo de renacer,
para desfilar entre los muertos.

El mundo tiene más luz ahora,
el cielo posee otra paleta de colores
y mis botas desgastadas suenan más fuerte.
Fui deambulando fría y sola,
fui rebuscando hasta en contenedores,
para ver si algún día volvería a entenderme.

No podía comer, no podía ni sonreír,
no podía dormir o ser una persona,
sólo podía retorcerme en una espiral,
resistiendome a ceder, a vivir
y ahora hay algo que me devora,
que lo hace con un ansia animal.

Me dolió abrir los ojos a este mundo,
me dolió hacerlo y no quedar rota,
parecía que había perdido la práctica.
Había intentado atravesar un muro,
había intentado no estar jamás a solas,
pero parece que esa no es mi llamada.

Y en la calma a veces me siento mal,
porque todo está demasiado silencioso,
porque no hay nada que me sobresalte,
salvo el lagrimeo que viene y que va
abriéndose paso, llevándome al mortuorio.
Ahora sólo rezo para que esto se acabe.


jueves, 21 de marzo de 2013

Reflexiones de un día a solas

El mundo se ha convertido
en un lugar demasiado extraño,
el café jamás había funcionado tanto.
Mis sueños se han detenido,
ya no podía cree lo que estaba pasando,
deseaba hundir mi cabeza en el barro.

Parece que tengo un millón de años,
no he madurado, he envejecido rápidamente,
como si la vida entera estuviera de vuelta.
Los sueños se me antojan pedazos
¿Cómo la sensatez ha sido tan hiriente?
Se supone que debería sentirme completa.

Visito los lugares donde la persona que fui
sonreía por cualquier motivo que había,
sin pensar en asuntos de muerte o gloria.
Esta habitación helada no ha esperado por mi,
murió junto a todas esas viejas sonrisas.
Soy una desconocida, ahora soy otra.

Tengo que confesar todos mis pecados,
cuando me recuesto y me pregunto acerca
de esta nostalgia que me paraliza.
Sin fijarme, parece que había olvidado
de lo realmente bonita que la vida era
cuando su única función era vivirla.