lunes, 29 de noviembre de 2010

Invierno en casa

En mi cárcel semivacía la reina soy yo,
acariciando el papel con mis uñas de color cielo.
Hay un millón de sentimientos juntos entre las paredes,
risas crueles que a veces suenan mejor,
su frente es como de bebé, sus gestos poco fieros.
Ya nada puede amargarme, el mundo no me entristece.

La primera helada la veré desde la ventana de mi casa,
el humo de la chimenea subirá y todo olerá a leña.
La segunda helada la viviré estando en la calle
y mis dedos se deslizarán sobre el rocío de los coches,
hará tanto frío que el universo se reducirá a una manta,
en la que me enroscaré rodeada de algunas reservas,
desentumeciendo los músculos con masajes,
durante esas estación en la que a las seis ya es de noche.

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