jueves, 21 de marzo de 2013

Reflexiones de un día a solas

El mundo se ha convertido
en un lugar demasiado extraño,
el café jamás había funcionado tanto.
Mis sueños se han detenido,
ya no podía cree lo que estaba pasando,
deseaba hundir mi cabeza en el barro.

Parece que tengo un millón de años,
no he madurado, he envejecido rápidamente,
como si la vida entera estuviera de vuelta.
Los sueños se me antojan pedazos
¿Cómo la sensatez ha sido tan hiriente?
Se supone que debería sentirme completa.

Visito los lugares donde la persona que fui
sonreía por cualquier motivo que había,
sin pensar en asuntos de muerte o gloria.
Esta habitación helada no ha esperado por mi,
murió junto a todas esas viejas sonrisas.
Soy una desconocida, ahora soy otra.

Tengo que confesar todos mis pecados,
cuando me recuesto y me pregunto acerca
de esta nostalgia que me paraliza.
Sin fijarme, parece que había olvidado
de lo realmente bonita que la vida era
cuando su única función era vivirla.

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