martes, 17 de febrero de 2015

Ahora que mi corazón se ha congelado
y que doy paseos por el laberinto de mi mente,
voy a decirle a todo el mundo lo que callé.
El monstruo del circo raro ha sido liberado,
parece que está vagando perdido entre la gente,
ya no recuerda nada que se parezca al ayer.

Y la persona tierna que fui una vez
está encerrada en una cápsula de agua,
golpea desesperada contra el cristal,
hasta que se cansa y estira su blanca tez,
clava sus uñas y me mira con rabia
¿Esperabas que todo fuera igual?

Bajo hacia el salón y se oyen sus aullidos,
recibo a la gente mostrándome encantadora,
mi alma se ha quedado atrás, sumergida.
Me vuelvo sutil y giro mientras sonrío:
Nunca sabrán que ahora soy otra persona,
retrocedo un poco y me muestro divertida.

Se marchan de mi hogar como por goteo.
Vampirizada: he agotado su energía vital,
apenas se tienen en pie, apenas poseen color.
Encierran sus pocas fuerzas en los sombreros.
Me escabuyo en la sombra y me vuelvo a visitar.
Ahí está la persona que fuí y que siente dolor.

Me grita flotando y sólo se le entienden burbujas,
ella quiere escapar y arrebatar mi falsa existencia,
pero hubo un pacto y este es el precio pagado,
la usé como recipiente ¿Quizás como una urna?
Vertí ahí mis debilidades y lo mejor de mi esencia,
quité lo bueno y dejé mi corazón cercenado.

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