jueves, 8 de enero de 2009

Caja de Truenos

Tu tapa se abre, como con un bisturí, lentamente,
como la persona que, espectante, mira algo secreto.
Esta vez, nadie será parcial, sólo diente por diente.
Las entrañas del mundo están enfadadas y ardiendo.

Desde que taladraron una y otra vez la vieja puerta
nada ha vuelto a ser lo mismo. Sin parpardear ni una vez
el ojo te ha seguido mirando a traves de la grieta.
Pujan por saber hasta qué punto llega tu infértil desnudez.

Al principio todo resplandecía por si solo, sin sombras,
con un halo mágico y de pureza que emanaba de nosotros.
Más tarde, llegaron todos esos gatos bellos de angora
sacando sus uñas sin vinilo y arañando con fiereza el rostro.

Estoy consumiéndome por mí misma como una viuda;
Silenciosa, sonrío para hacer callar a mis bebés hambrientos,
cortados por el mismo patrón cortado por mí misma,
mira todos sus pedazos rotos y retales ¡cómo cubren el suelo!

Entonces tú te acercas, de la manera más sigilosa que conoces
y yo ni sé que has estado ahí durante horas y horas mirando.
Me ajustas la blanca túnica, mis broches y das algunas órdenes,
intentando barrer ése lado de mí que has considerado malvado.

Lo supe con certeza en ése mismo momento, en ése segundo
en el que comencé a esquivar las piedras, enterrada en un hoyo.
Soy una granjera y parece que voy a recoger mi ansiada cosecha.
¡Dios! Me encantaría que vieras hasta que punto me hundo,
pero estás allá arriba en el Cielo, donde te haces el mudo y sordo,
mientras la humanidad se destruye abriendo una caja de madera.

No hay comentarios: