lunes, 22 de diciembre de 2014

Once y media, la veo bajando la mirada,
ahora me veo reflejada en su blanca cara
y me recuerda tanto a mí envenenando
cada esquina de aquel nuestro pasado.

Las declaraciones ya no tienen un significado,
ahora todo se ha vuelto bastante sistemático.
"Yo no soy para ti, tú tampoco para mí" confieso
¿Me convierte en Satanás pensar sólamente eso?
Me quiso como si yo fuera perfecta,
eso sólo me hacía sentir incorrecta.
Alguien dijo que el amor era así,
algo que yo era incapaz de sentir.

Me dejé querer por aquella persona que no debía,
me quedé a su lado mientras cicatrizaba la herida.
El cielo se abrió, vi el camino que recorrí para caer,
cómo mis alas se destruyeron y empezaba a oscurecer.

Odiaba tu idealización hacia mí con bastante ira,
estabas cegado, para mí tú sólo veías una mentira.
"Llegará tu turno de sufrir" dijo, "Llegará el invierno"
y yo me fui a tiempo, dije "lo siento, ya no lo siento".

No creí que pudiéramos vivir una Navidad eterna,
ya que el tiempo no se paraba y yo no me sentía entera.
Nunca hubo mariposas de adolescencia en mi estómago,
sólo fue un paréntesis de paz para seguirme regenerando.

Creo que supe parar toda la hemorragia emocional a tiempo,
un tiempo fugaz para saber que no te estaba echando de menos.
Con las vueltas no supe si iba hacia ariba o iba hacia abajo,
había demasiada distancia para pedir aún más espacio.

Algún día llegará mi príncipe azul,
yo tenía claro que no ibas a ser tú.
Quizás tenías razón y fuiste la persona de transición,
hasta que se recompusiera completamente el corazón.

No hay comentarios: