jueves, 23 de octubre de 2008

Bailarina

Fui una bailarina, lo recuerdo cuando algo me duele.
Era elástica como la goma, muy ligera e inocente.
Hacía ejercicios con los pies descalzos, podía caminar en el aire,
Subida en un brillante tiovivo, interpretando yo sola algún baile.

Había una melodía en mi cabeza, como sacada de Polonia;
Mis tobillos se vencían demasiado a menudo,
era una muñeca prácticamente rota, toda enfundada en rosa
¡Qué gran desconocido era entonces el mundo!

Las señoritas esbeltas estiraban sus piernas entre llantos,
“No las miréis, es todo mentira” nos mintió la instructora,
¡Pero sus lloros se oían como música al pie del viejo teatro!
No eran actrices, eran sólo niñas. Yo lo sabía de sobra.

Me gustaban las piruetas sin sentido,
creer que sería alguien en el futuro;
Hubo un simulacro horrible de gritos,
me dolía todo. Esto no daría frutos.

Se baja el telón: La función se había terminado.
No era elástica, era una muñeca de trapo,
rellena de legumbres de las que saldrían gusanos.
Era perder o perder: el mismo resultado.
Hoy soy una bailarina libre y continúo bailando.

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